
Los cálculos renales se forman por las sustancias que lleva la orina y que pueden acabar solidificándose tanto en los riñones como en otra parte de la vías urinarias, como la vejiga.
Pueden ser tan pequeños como un grano de arena o de varios centímetros y las razones por las que se producen son varias. No hay una causa que justifique su aparición, pero como se producen por la acumulación de determinadas sustancias, la dieta puede influir o también el hecho de que la orina no pueda impedir que estos cristales se adhieran.
Las personas más propensas a tener cálculos renales son las que no tienen una dieta equilibrada y presentan sobrepeso u obesidad. También quienes tienen enfermedades renales quísticas, se hayan sometido a cirugías digestivas de bypass gástrico o si se toman medicamentos tipo diuréticos, entre otros.
En su aparición influyen factores genéticos, ambientales y hábitos alimenticios. La baja ingesta de líquido es el factor más importante en el origen del problema. De hecho, las personas que habitan zonas áridas o con altas temperaturas tienen más probabilidades de producir cálculos.
Ver también: Recomendaciones para evitar los cálculos renales
Se estima que entre el 10 y 15% de la población puede tener litiasis renal, quienes presentan distintos síntomas según la ubicación y el tamaño del cálculo.
Los síntomas más frecuentes son necesidad de orinar con frecuencia y presentar dolor al hacerlo. Dolor con náuseas y vómitos, o de fiebre y escalofríos, dolor intenso en la parte baja del abdomen o en la ingle, sangre en la orina o no poder hacer la micción con normalidad, principalmente.
La mayoría de las veces, estas piedras se eliminan de manera espontánea, mientras que, en otras oportunidades, obstruyen el paso de la orina.
Incluso puede haber cálculos que nunca darán síntomas y que solo se diagnosticarán por casualidad mientras se practique algún examen de imagen en esa zona.
Contenido Protegido con Derechos de Uso de su contenido
Sobre el autor