
Es común pensar que el urólogo solo trata enfermedades masculinas, pero la realidad es que muchas afecciones también afectan a mujeres.
Aunque algunas de ellas pueden parecer exclusivamente ginecológicas, en muchos casos requieren una evaluación conjunta o especializada por parte del urólogo para lograr un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.
Como urólogo, recibo en consulta a mujeres de todas las edades que llegan por síntomas urinarios, infecciones persistentes o molestias pélvicas que afectan su calidad de vida. En esta entrada quiero explicar tres afecciones frecuentes por las que una mujer debería agendar una consulta urológica sin esperar a que los síntomas se agraven. Conocer estas condiciones puede hacer la diferencia en una atención oportuna.
Las infecciones del tracto urinario son muy frecuentes en mujeres debido a su anatomía. Muchas de ellas consultan inicialmente con su médico general o ginecólogo y reciben tratamiento, pero cuando los episodios se repiten tres veces o más en un año, se considera que hay una recurrencia que debe ser evaluada por el urólogo.
Como especialistas en las vías urinarias, los urólogos realizamos estudios para detectar factores predisponentes como alteraciones anatómicas, vaciamiento incompleto de la vejiga, presencia de cálculos o alteraciones hormonales. También se revisan hábitos de higiene, métodos anticonceptivos y prácticas sexuales que pueden estar influyendo.
En estos casos, el manejo va más allá del antibiótico: se trabaja en la prevención, se personalizan los tratamientos y, si es necesario, se indica un seguimiento con estudios de laboratorio o imágenes. Tratar las causas de fondo es esencial para evitar que las infecciones afecten los riñones o se conviertan en un problema crónico.
La pérdida involuntaria de orina es una de las razones más frecuentes de consulta urológica femenina. Aunque muchas mujeres creen que es una consecuencia normal del parto o del envejecimiento, lo cierto es que la incontinencia no debe ser aceptada como parte de la vida. Existen tratamientos efectivos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida.
Existen varios tipos de incontinencia: la de esfuerzo (al toser, reír o levantar peso), la de urgencia (cuando no se puede llegar a tiempo al baño), y la mixta (una combinación de ambas). Cada una tiene un abordaje específico que puede incluir desde ejercicios del piso pélvico y fisioterapia, hasta medicamentos o procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos.
Como urólogo, realizo una historia clínica completa, pruebas de función vesical y, en algunos casos, estudios urodinámicos que permiten definir el tipo de incontinencia y el mejor tratamiento. No hay una única solución, pero sí muchas opciones seguras y eficaces. La clave es consultar y no quedarse en silencio con el problema.
Otra razón importante por la que las mujeres deben acudir al urólogo es el dolor pélvico persistente o las molestias al orinar que no mejoran con tratamiento básico. A menudo se asocian de forma exclusiva a causas ginecológicas, pero muchas veces el origen está en la vejiga o las vías urinarias.
Entre las causas más comunes que evaluamos en consulta están la cistitis intersticial (una inflamación crónica de la vejiga), el síndrome de vejiga dolorosa, cálculos vesicales o uretrales, y hasta infecciones de difícil diagnóstico. Estos cuadros pueden confundirse con infecciones urinarias sin serlo, lo que lleva a tratamientos inadecuados y frustración para la paciente.
Mediante ecografías, estudios de laboratorio y, en algunos casos, cistoscopia, es posible llegar a un diagnóstico claro y empezar un tratamiento adecuado. El objetivo siempre es aliviar los síntomas, recuperar el bienestar y evitar complicaciones a largo plazo.
Toda mujer debe considerar una consulta urológica si:
El enfoque urológico no reemplaza al ginecológico, sino que lo complementa. Muchas veces trabajamos en conjunto para ofrecer una atención más integral. Además, en distintas etapas de la vida -como el embarazo, la menopausia o después de ciertos tratamientos médicos- pueden aparecer síntomas que requieren la experiencia de un urólogo.
La salud urológica femenina merece atención especializada. Como urólogo, estoy comprometido con brindar un espacio de confianza y evaluación integral para cada paciente. Consultar a tiempo no solo alivia síntomas, también previene complicaciones y mejora la calidad de vida.
* Recuerda, esta entrada es informativa y no reemplaza la consulta directa con un profesional de la salud.
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