
Por miedo, desinformación o simplemente costumbre, gran parte de la población masculina evita acudir al urólogo hasta que aparece un síntoma evidente.
Sin embargo, lo ideal es que la consulta urológica forme parte del chequeo médico regular, incluso cuando no hay síntomas. Hacer un control anual con el urólogo permite detectar a tiempo enfermedades silenciosas como el cáncer de próstata, trastornos del suelo pélvico, infecciones urinarias o disfunciones sexuales. Además, es una oportunidad para resolver dudas sobre fertilidad, anticoncepción, salud sexual o envejecimiento. Esta consulta no solo está indicada para mayores de 50 años: hombres jóvenes también pueden beneficiarse del seguimiento médico urológico según su edad, antecedentes y estilo de vida.
El chequeo urológico es una revisión médica especializada que evalúa el sistema urinario (riñones, vejiga, uréteres, uretra) y el aparato reproductor masculino (próstata, testículos, pene, vesículas seminales). Su objetivo es detectar posibles alteraciones, prevenir enfermedades y tratar a tiempo cualquier condición que pueda afectar la calidad de vida del paciente.
Durante la consulta, el urólogo hace una historia clínica detallada, indaga sobre hábitos, síntomas urinarios, vida sexual y antecedentes familiares. A partir de esto, decide si es necesario realizar exámenes físicos, de laboratorio o imágenes diagnósticas. El enfoque del chequeo puede variar según la edad y factores de riesgo del paciente.
Uno de los errores más frecuentes es pensar que el urólogo solo se necesita a partir de los 50 años. Si bien es cierto que esa es la edad en la que se recomienda iniciar el control prostático en hombres sin antecedentes, hay otras razones para acudir mucho antes.
Por ejemplo, los adolescentes pueden consultar por temas como varicocele, eyaculación precoz o desarrollo testicular. En hombres jóvenes, es común abordar problemas de fertilidad, infecciones urinarias, salud sexual o infecciones de transmisión sexual. En cada etapa de la vida, la consulta con el urólogo cumple una función distinta, pero igualmente importante.
El cáncer de próstata es la segunda causa de muerte por cáncer en hombres en muchos países, incluido Colombia. Una de sus características más peligrosas es que en etapas tempranas suele ser asintomático, por lo que un diagnóstico oportuno puede hacer una diferencia enorme en el tratamiento y la supervivencia.
El chequeo urológico anual en hombres mayores de 50 años (o desde los 40 si hay antecedentes familiares) incluye el examen de PSA (antígeno prostático específico) en sangre y, en muchos casos, el tacto rectal. Aunque este último genera temor o rechazo en algunos pacientes, se trata de un procedimiento rápido, seguro y muy útil para detectar irregularidades en la próstata.
La consulta urológica también permite abordar temas de salud sexual que muchos hombres prefieren callar. La disfunción eréctil, la eyaculación precoz o la disminución del deseo sexual son problemas comunes que pueden tener origen físico, hormonal o psicológico. Hablarlo con un profesional es el primer paso para encontrar soluciones.
Además, el urólogo puede orientar sobre el uso correcto de métodos anticonceptivos, evaluar el estado hormonal (como la testosterona) y detectar alteraciones que podrían afectar la fertilidad. Esta área de la salud masculina muchas veces es invisibilizada por prejuicios, cuando en realidad tiene tratamiento y seguimiento médico.
El control urológico también permite detectar o monitorear síntomas urinarios que, aunque pueden parecer leves, podrían indicar condiciones subyacentes. Algunos de estos signos de alerta incluyen:
Estos síntomas pueden estar relacionados con infecciones, hiperplasia prostática benigna, cálculos urinarios o incluso tumores. La clave está en no esperar a que empeoren para consultar.
Según el caso y el criterio médico, el chequeo urológico puede incluir una o varias de estas pruebas:
La combinación de estas pruebas permite una evaluación integral y personalizada según la edad, síntomas y antecedentes del paciente.
Muchos hombres evitan acudir al urólogo por miedo al tacto rectal o por vergüenza a hablar de ciertos temas. Sin embargo, la consulta es un acto médico, profesional y enfocado en el bienestar. El urólogo está preparado para abordar con respeto y confidencialidad cualquier inquietud, sin juicios ni estigmas.
Superar estos bloqueos culturales o personales puede significar detectar un problema a tiempo, recibir tratamiento oportuno o simplemente tener tranquilidad. El cuidado de la salud no debe posponerse por miedo o desinformación.
Incorporar el chequeo urológico anual como parte de la rutina médica es una forma concreta de promover el autocuidado masculino. Así como el cardiólogo, el odontólogo o el nutricionista cumplen un rol en la salud integral, el urólogo es el profesional que acompaña la salud sexual, reproductiva y urinaria del hombre a lo largo de su vida.
Hablar de este tema, informarse bien y acudir sin miedo al control son pasos fundamentales para romper tabúes, detectar a tiempo y actuar con responsabilidad. La prevención es siempre el mejor tratamiento.
* Recuerda, esta entrada es informativa y no reemplaza la consulta directa con un profesional de la salud.
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