
La Acuablación de la próstata fue introducida como un dispositivo controlado por robot que emplea un jet de agua a alta velocidad.
Es libre de calor para la remoción autónoma de tejido para el tratamiento de la obstrucción prostática benigna debido a la hiperplasia prostática benigna.
La Figura 1 muestra el contorno de planeación sagital (fig. 1, A), la remoción de tejido durante la Acuablación actual, la cual puede ser controlada utilizando un ultrasonido transrectal (fig. 1, B) y la vista directa de la fosa prostática después de la Acuablación (fig. 1, C).

La resolución efectiva de los síntomas, la disminución del riesgo de disfunción sexual, así como los trastornos eyaculatorios, han sido demostrados en el estudio Terapia de Ablación con Jet de Agua para la Resección Endoscópica de Tejido Prostático (WATER, por sus siglas en inglés) el cual fue un estudio aleatorizado y controlado (ECA) que comparó los resultados de la Acuablación con los de la resección transuretral de la próstata.
Aunque es indiscutible que los ECAs son necesarios para evaluar la seguridad y eficacia de nuevas modalidades de tratamiento en un escenario estandarizado, es poco claro si es posible que la tecnología pueda ser extrapolada al escenario de la vida real ya que los pacientes quienes serán tratados pueden no cumplir con los criterios estrictos de inclusión y exclusión de los ECAs. Por lo tanto, esta recolección prospectiva de datos, provenientes de un solo centro, intenta evaluar la eficacia de la Acuablación en una cohorte consecutiva de pacientes no seleccionados, que fueron sometidos a tratamiento por obstrucción prostática benigna sintomática.
Incluimos a 180 pacientes consecutivos con un promedio de edad de 69.4 años que fueron sometidos a Acuablación y evaluamos su curso postquirúrgico, morbilidad y resolución de síntomas a los 3 y 6 meses. El promedio de volumen prostático preoperatorio fue de 69.7cc (30% mayor que en el estudio WATER) con disminución a 22.7cc en los primeros 3 meses después del tratamiento. El 26.7% de los pacientes (comparados con 0% en el estudio WATER) portaban una sonda transuretral antes de la cirugía debido a retención urinaria recurrente.
La Acuablación se realizó exitosamente en los 180 pacientes. El promedio de tiempo quirúrgico (desde la inserción del ultrasonido transrectal a la colocación de la sonda Foley) fue de 18.7 minutos, incluyendo un tiempo promedio de Acuablación de 3.5 minutos (fig.2). En 26 pacientes, se requirió más de un pase de ablación debido al volumen prostático o a su configuración. Los pacientes tuvieron una longitud prostática mayor a 7 cm o profundidad mayor a 24.3 mm, la cual son los límites actuales para manejo con Acuablación “de un solo paso”, en ocasiones requieren de un segundo paso de ablación para tratar todas las áreas de la hiperplasia prostática benigna.

El promedio de disminución de la hemoglobina fue 1.84 mg/dl y la transfusión eritrocitaria fue necesaria en 8 pacientes (4.4%). La fulguración secundaria debido a sangrado prolongado o tardío durante la guardia o durante las primeras 4 semanas después del procedimiento fue necesaria en 7 pacientes (3.9%).
A pesar de la inclusión de 26 pacientes con sonda uretral antes del procedimiento, todos los pacientes pudieron ser egresados a casa sin una sonda transuretral o suprapúbica. La función miccional mejoró significativamente en todos los pacientes.
El índice de flujo urinario máximo que fue de 11.4 ml por segundo de forma preoperatoria (excluyendo pacientes con retención y sonda), mejoró a 20.1 ml por segundo a los 3 meses. Además, la cantidad de orina residual postmiccional disminuyó significativamente de 187.8 ml en el preoperatorio a 15 ml en promedio después de 3 meses.
Aún más importante, la sintomatología evaluada mediante el I-PSS (Índice internacional de Síntomas Prostáticos) de la AUA, disminuyó significativamente de 21 puntos antes de la cirugía a 7 puntos a los 3 meses y 5.9 puntos a los 6 meses.
El puntaje del I-PSS/AUA que evalúa la calidad de vida disminuyó de 4.6 puntos en el preoperatorio a 1.4 puntos a los 6 meses (fig. 3). En general el 63% de los pacientes reportaron que mantuvieron su eyaculación anterógrada al evaluarlos con la forma corta del cuestionario MSHQ-EjD (Cuestionario para la Salud Sexual Masculina-disfunción eyaculatoria) y el 89% mencionó que se sometería a la misma cirugía nuevamente de acuerdo con su experiencia.

En conclusión, la Acuablación es segura y efectiva no solo en grupos de pacientes controlados, también en el escenario de la vida real con pacientes provenientes de una cohorte no seleccionada. Aunque la Acuablación está aún en una fase muy temprana de su implementación clínica, lo resultados de pacientes presentados enfatiza el potencial de esta nueva modalidad de tratamiento.
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