Su objetivo es detectar cualquier anomalía antes de tiempo. En este caso, quizá la más importante es el cáncer de próstata, una enfermedad bastante frecuente en hombres mayores de 45 años.
Las dos respuestas son: la cistitis es la sensación constante de querer orinar, que produce ardor o escozor en la vía urinaria; y se debe tratar con el urólogo por tratarse de una condición propia de las vías urinarias. En este caso él es el especialista y no el ginecólogo.
El sistema láser es una tecnología que se desarrolló inicialmente en el campo de la física y tuvo usos en la ingeniería. También pasó a ser de gran utilidad en el ámbito médico y desde 1992 hace parte de la urología. Empezó a usarse en el tratamiento de piedras en el riñón y el uréter.
Debería ser algo natural después de los 35 años tanto en hombres como en mujeres, pero como se mantiene el temor, el desconocimiento o -sencillamente- la necedad de hacerlo, acá van algunos motivos que pueden convencerlos de tener consultas urológicas con mayor frecuencia.
Aunque socialmente el urólogo es considerado como médico para hombres, no es así. A las consultas con él también asisten mujeres. La razón principal son las cuestiones relacionadas con la orina.
La infertilidad se refiere a la dificultad de lograr un embarazo y cuando esa imposibilidad de concebir tiene su origen en el hombre, se le conoce como infertilidad masculina o infertilidad en el hombre.